“Y el rey habló con ellos, y no fueron hallados entre todos ellos otros como Daniel, Ananías, Misael y Azarías; así, pues, estuvieron delante del rey.”
Libro del profeta Daniel 1:19
En 1970 el cantautor argentino Facundo Cabral compuso una canción titulada: “No Soy de Aquí Ni Soy de Allá”. La misma se compuso en unas circunstancias muy particulares. Resulta que Facundo Cabral se presentaba en Uruguay junto a Jorge Cafrune y, después de la función, se fueron a tomar unos tragos, llenos de tristeza por haber tenido que dejar Argentina sin fecha fija para regresar. Tiempo atrás Cafrune le había pedido a Cabral que le compusiera un tema y la promesa no se cumplía. Esa noche volvió a pedirle el tema y Cabral agarró la guitarra e improvisó: “No Soy de Aquí Ni Soy de Allá”.
La canción representa la reflexión de un hombre que ha vivido experiencias muy duras y que parece haber descubierto el valor de lo cotidiano y de las cosas pequeñas. El coro de esta famosísima canción dice así: “No soy de aquí ni soy allá, no tengo edad ni porvenir y ser feliz es mi color de identidad”.
Mientras procuraba encontrar un título para el sermón de esta mañana, vino a mi mente el título de esta canción. Claro está, que existe una gran diferencia entre el uno y el otro. La canción de Cabral establece que él no es de aquí, como tampoco de allá. Mientras que el título de nuestro sermón supone que estamos aquí, pero somos de allá. Seguramente, usted se preguntará a qué viene todo esto. Veamos.
El fascinante libro de Daniel nos presenta la historia de unos cuatro jóvenes judíos a los que les toca ser parte del primer grupo de judíos deportados a Babilonia; lugar en el que habrán de servir en el palacio real, mientras tienen que vivir su fe en el único Dios verdadero. En esencia, se nos narra las experiencias de cuatro hombres que son llevados a servir a un rey extraño, pero que deciden no comprometer su fe en el Dios de Israel. Lo que plantea el libro de Daniel es perfectamente consistente con lo que Jesús enseñó: estamos en el mundo, pero pertenecemos al reino de Dios. “Aquí, Pero De Allá”.
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