Unamos hoy nuestras voces, y con ellas también nuestros corazones, para afirmar la fe tradicional de la Iglesia con respecto a nuestra naturaleza caída y al plan divino para rescatarnos. ¿Qué creemos?
AFIRMACIÓN DE NUESTRA FE:
“Confesamos y reconocemos que nuestro Dios creó al ser humano, es decir, a nuestro primer padre, Adán, conforme a su imagen y semejanza, a quien dio sabiduría, autoridad, justicia, libre determinación y conciencia de sí mismo, de modo que en la totalidad de la naturaleza del ser humano no se encontrase imperfección alguna. De esta dignidad y perfección ambos, el hombre y la mujer, cayeron, la mujer siendo engañada por la serpiente y el hombre obedeciendo la voz de la mujer, y ambos conspiraron contra la soberana voluntad de Dios, quien en palabras claras les había advertido previamente que perecerían si se atrevían a comer del árbol prohibido.
A causa de esta transgresión, generalmente llamada pecado original, la imagen de Dios fue totalmente desfigurada en los seres humanos, y estos y sus descendientes llegaron a ser por naturaleza hostiles a Dios, esclavos de Satanás y siervos del pecado. Y así la muerte eterna ha tenido, y tendrá poder y dominio sobre todos los que no han sido, ni son, ni serán renacidos de nuevo. Este segundo nacimiento es resultado del poder del Espíritu Santo, creando en los corazones de los escogidos de Dios una fe segura en la promesa de Dios, revelada a nosotros en su Palabra. Por medio de esa fe nos asimos a Jesucristo con las gracias y bendiciones que en Él se prometen”.
(La Confesión Escocesa, Caps. II y III)
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