Min.: Soberano y misericordioso Padre, gracias por el privilegio que nos concedes de acercarnos a tu presencia. Sabemos que estás entre nosotros, porque así lo prometiste. En esta hora queremos traerte nuestra más sincera confesión de pecados.
Con.: Escúchanos, oh buen Señor.
Min.: Tú nos regalas la fe, sin embargo, hemos querido utilizarla para nuestros propios fines. Por eso...
Con.: Ten piedad de nosotros.
Min.: Tú nos llamas a servirte ferviente y desinteresadamente, pero nosotros no hemos respondido con el nivel de compromiso más adecuado. Por eso…
Con.: Ten piedad de nosotros.
Min.: Tú conoces muy bien, cuántas veces hemos rendido alguna labor, esperando ser recompensados. Por eso...
Con.: Ten piedad de nosotros.
Min.: Te rogamos que nos perdones, y que pongas en nosotros el amor al servicio, que nace de la gratitud por lo que ya Tú has hecho por nosotros.
Todos: Te lo pedimos en el bendito y dulce nombre de Jesús; a quien sea gloria, honra y honor por siempre. ¡Amén!
(Momentos para la confesión personal)
LA SEGURIDAD DEL PERDÓN: Ministro: “Recuerden que Dios nos salvó y escogió para su santa obra, no porque lo mereciéramos, sino porque desde antes que el mundo comenzara, su plan era mostrarnos su amor y bondad por medio de Cristo.”
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