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Foto del escritorIgl. Presbiteriana Westminster

La Visión De Dios Y La Nuestra



“Respondiendo Jesús, les dijo: Los que están sanos no tienen necesidad de médicos, sino los enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a pecadores al arrepentimiento.”

Evangelio según San Lucas 5:31-32

Ha escuchado la frase: “Todo es según el cristal con el que se mire”. En estos días es frecuente ver la aplicación de este concepto, ya que con el mismo se plantea la idea de que, todas las cosas son relativas y todas dependen de cómo la persona la vea o la interprete. Bajo este concepto nos podemos creer que cada persona tiene posesión de la verdad, o parte de ella, pues lo importante es como yo vea las cosas o las perciba. Por ejemplo, si nos pusiéramos unos lentes de color azul, todo lo que miráramos, todo nuestro paisaje fuera monocromático; es decir, con diferentes tonalidades de azul. Si los lentes fueran rojos, veríamos en tonalidades rojas, si fuera verde; verde y así por el estilo. Pero recordando que, aunque lo que vemos puede parecer cierto, porque así lo observamos, no es totalmente verdad. En la realidad, el mundo está lleno de una variedad hermosa de distintos colores. Por lo que, debemos tener cuidado con decir que lo que creemos y opinamos es la verdad porque nuestros lentes están distorsionados a cusa del pecado. La única verdad es Cristo y su Palabra.

Jesús ha estado llamando a sus primeros discípulos, para hacer de unos pescadores ordinarios, pescadores de hombres. Entre los llamados, Jesús escogió a un publicano o recaudador de impuestos; Leví, a quien también conocemos como Mateo. Éste en gratitud y en respuesta al llamado de Jesús y a su nueva vida, ofrece un gran banquete en su casa para sus amigos en honor a este Gran Maestro al cual quería que todos conocieran. Este acto, al parecer, trajo mala aceptación ante los líderes religiosos del pueblo, quienes consideraban a los publicanos como traidores, indignos y malas personas, por sus actos de corrupción, trampa y abuso de poder. Éstos, enían su visión hecha, su opinión y su punto de vista sobre los publicanos, por lo que no podían concebir el por qué Jesús se sentaba a la mesa con ellos. Es como decir: “si esta gente no tiene mérito alguno para recibir tan gran privilegio ¿qué vio Jesús en Mateo?

Lo maravillosos es que la visión de Jesús no es como la nuestra, los propósitos de Dios, nos son nuestros propósitos. Jesús no tuvo que ver nada en Mateo, pues su llamado no tiene que ver con nada de lo que Mateo es, hace o hará. El llamado de Dios depende sólo de Su voluntad y soberanía; un acto basado únicamente en la bendita gracia de Dios. Así como Jesús llamó en el pasado a sus discípulos, hoy nos sigue llamando no viendo nada en ti ni en mí, para que seamos instrumentos y mensajeros de su Palabra. ¿Haz respondido bien a su llamado?

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