tendencia a colocar en el trono de nuestras vidas: ideales, familiares, cosas y hasta a nosotros mismos. Por eso, queremos volver a escuchar qué nos dice tu Palabra.
Con.: “Al Señor, tu Dios adorarás y a Él sólo servirás.”
Min.: Cuando nos ataca el dolor, la ansiedad y el desánimo, llegamos a preguntarnos: ¿Realmente, me ama el Señor? Por eso, queremos volver a escuchar qué nos dice tu Palabra.
Con.: “Así manifestó Dios su amor entre nosotros: en que envió a su Hijo unigénito al mundo para que vivamos por medio de Él.”
Min.: ¡Con cuánto orgullo y prepotencia, Señor, decimos que te conocemos y que somos tuyos! Por eso, necesitamos escuchar qué nos dice tu Palabra.
Con.: “El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor.”
Min.: Te confesamos haber reclamado tu amor, amparados en nuestro supuesto amor por Ti. Pero hoy queremos escuchar qué nos dice tu Palabra.
Con.: “En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó y envió a su Hijo para que fuera ofrecido en sacrificio por el perdón de nuestros pecados.”
Min.: Reconocemos la vanagloria de nuestro amor por nuestros semejantes. Por eso queremos volver a escuchar qué nos dice tu Palabra.
Con: “Queridos hermanos, ya que Dios nos ha amado así, también nosotros debemos amarnos los unos a los otros.”
Todos: Por los méritos de nuestro amante Salvador, oramos. ¡Amén!
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