Si yo pudiera explicar todos los misterios de la Biblia, ¿entonces usted creería? No, no lo haría.
Si yo pudiera mostrarle muchas señales y prodigios, ¿entonces usted creería? No, no lo haría.
Si sacrificara todo lo que tengo y todo lo que soy en el servicio a los pobres y oprimidos, ¿entonces usted creería? No, no lo haría.
Si pudiera vivir mi vida de tal manera que no hubiera ni siquiera una pizca de hipocresía, ¿entonces usted creería? No, no lo haría.
Si yo pudiera demostrar verdadero amor y preocupación una y otra vez, ¿entonces usted creería? No, no lo haría.
No se puede crear un argumento lo suficientemente convincente como para que crean. No importa lo que digan o hagan, no importa cuánto lo intente, siempre habrá una excusa más para seguir en la incredulidad. Usted no quiere creer en esto y no hay nada que yo pueda hacer por mi cuenta para convencerle de lo contrario.
Afortunadamente, hay una cosa que puedo hacer: puedo orar para que usted se pueda convencer y crea. Lo único que hará que usted crea, es Dios, por medio del Espíritu Santo, cuando le dé un nuevo corazón, que pueda ver la verdad y que esté dispuesto a responder a Dios positivamente.
Así, todos los argumentos se desmoronarán. Entonces, todas las barreras se romperán. Y todas las excusas llegarán a su fin. Y entonces sí, usted, creería en Jesucristo.
Lecturas:
domingo, 7 de abril Juan 20:27-29
lunes, 8 de abril Juan 20:30-31
martes, 9 de abril Juan 11:25-26
miércoles, 10 de abril Romanos 10:10
jueves, 11 de abril Juan 3:36
viernes, 12 de abril Romanos 1:16
sábado, 13 de abril Juan 6:28-29
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