“…y proclamaba diciendo: Viene después de mí el que es más poderoso que yo, de quien no soy digno de desatar encorvado la correa de sus sandalias. Yo os bauticé con agua, pero Él os bautizará con Espíritu Santo.”
Evangelio según San Marcos 1:7,8
Hoy vuelve a hablarnos el cancionero del pueblo, cuando dice: “Ya estamos llegando. Ya estamos cerquita. Ya se ven las luces desde la lomita”. Esta estrofa recoge el sentir de la trulla que se está acercando a “la banda de allá” para poder alegrar el ambiente con su música. Con esta cita, queremos puntualizar el hecho de que, con el tema del texto para el día de hoy, nos estamos acercando cada vez más a la maravillosa celebración de la encarnación de nuestro Redentor, el Hijo de Dios.
El personaje y el tema central de este domingo lo son Juan el bautista y su ministerio de llamado al arrepentimiento. Juan invitó al arrepentimiento y bautizó a la gente con agua. Pero hizo una aclaración muy significativa. Su ministerio sería uno de carácter temporero y preparatorio. Por lo tanto, debemos tener cuidado de no caer en el error de interpretar de manera aislada la misión profética de Juan. Juan sí llamó al arrepentimiento para el perdón de los pecados, pero sólo apuntando a un ministerio mucho mayor.
Aquél de quien Juan no era digno ni siquiera de desatar encorvado la correa de sus sandalias, sería el único capaz de perdonar los pecados de manera absoluta. Entonces, debemos preguntarnos: ¿A qué tipo de preparación nos invita el texto para el día de hoy? Bueno, entendemos que, en primer lugar, invita a toda aquella persona que no ha depositado su confianza en el sacrificio de Jesús, a que así lo haga. Pero entendemos que, también invita a todos los creyentes al arrepentimiento que hace falta para demostrar que ese reino del cual Juan anunciaba su llegada, ciertamente ya está entre nosotros. Nos invita a arrepentirnos de habernos dejado afectar por las normas que rigen el reino del siglo presente. Nos invita a demostrar que pertenecemos al Rey cuyo reino anunciamos y que llega cada día, y que hará su más cabal demostración el día de su regreso triunfal. Es el Rey de la Paz verdadera.
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